Mi madre y mi hermano me habían pedido mil veces un retrato de mi abuelo Pocholo (fallecido hace 4 años).

No me hacía a la idea de retratarlo ya que era una manera de remover emociones y sentir su pérdida de nuevo.

Hace unos meses, cogí el lápiz (ese que él tantas veces me enseñó a coger) y me puse manos a la obra.

Un día, no hace mucho, mientras dibujaba, recordé una situación vivida junto a mi Pocholo.
Yo tendría unos 6 años y empezaba a dibujar a las protagonistas de mis cuentos favoritos. ??

Una tarde, frente a la chimenea del campo, intentaba dibujar a Ariel, la sirenita. Yo misma era consciente del pedazo cabezón que le había hecho pero no sabia como arreglar aquello, así que me puse directamente a pintarlo. Tampoco se me estaba dando muy bien pintar el dibujo. Me salía por todos los lados. Entonces empecé a cabrearme… ??

Mi abuelo que estaba por allí, se sentó a mi lado y me dijo «si estás pintando y te sales o si estás dibujando y no te sale bien, es porque no estás centrada en ese momento. Si quieres que salga bien, concentra tus energías en ello».

Aún me enfadé más. Pensaba «Qué sabrá él…»

No he olvidado aquella frase. ¡Qué razón tenía! ????

Cuando estás realizando cualquier trabajo, cualquier cosa, debes de concentrar tu energía en ella si quieres que salga bien.
Nos pasamos la mayor parte del tiempo pensando en preocupaciones. Pocas veces, esos pensamientos son el momento presente que estás viviendo.

Desde entonces, cada vez que soy consciente de que no estoy donde tengo que estar, ese momento me viene a la cabeza.

¡Qué sabios los abuelos! ¡Ojalá hubiera visto esta página con todos mis trabajos juntos!

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